A veces, su nariz lo sabe, a veces estamos tan acostumbrados a este olor que no logramos identificarlo. ¿Qué hacer?
Cuando hace poco regrese de un viaje de una semana, me quedé boquiabierto por él, muy rancio, olor a perrito que me saludó cuando entré en la casa. Seguro que no olía así cuando me fui. O ¿sí?
Todavía no sé la respuesta. ¿Mi casa siempre tuvo este olor, con mi vida en feliz ignorancia, y yo estaba acostumbrado? ¿O simplemente se puso así cuando me fui pues no cambié la ropa de cama de Dinki o no lo seque bien después de sus nados en el estanque cercano?
Sospecho que es la teoría del acostumbramiento, no sé, porque después de un par de días de estar en casa, todo olía mucho mejor. Y no se debió a una limpieza general, pues no tuve ni siquiera un respiro para cambiar la ropa de Dinki.
La ciencia nos ha dado detectores de humo y de monóxido de carbono. ¿Qué pasa con los detectores de olor a perro? Lo más práctico sería un dispositivo que, si registra más de un cierto número de partes por mil millones de aroma perro, se disparara una alarma. Entonces es cuando los propietarios debemos abrir las ventanas, encender el incienso y lavar al perro.
Mientras inventan este dispositivo, tenemos el antiguo método de detección: amigos y familiares. En realidad, sólo pregúnteles a amigos porque es probable los miembros de la familia sean similarmente inmunes.
Vamos a tener compañía este fin de semana, personas que nunca han estado en nuestra casa antes. Las ventanas están abiertas, Dinki está haciendo un baño de mañana, y tengo mi botella de aromatizante lista para usarla, la estaré rociando alrededor de toda la casa antes de que lleguen, con la esperanza de que neutralizar las moléculas de olor restantes.
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