¿Cómo adquieren los perros los ácaros?

A los perros les encanta correr a través de los campos, rodar en la hierba, cavar en la tierra y comer toda clase de bocados asquerosos. Estos comportamientos los exponen a una variedad de parásitos, tanto internos como externos. Aunque no son tan conocidos como las pulgas y las garrapatas, los ácaros son parásitos comunes externos que tienen los perros.

Ácaros demodécticos.

Casi todos los perros tienen ácaros demodécticos o Demodex canis. Las madres les pasan a los cachorros los ácaros a través de la lactancia, así que los cachorros huérfanos que nunca amamantaron no pueden contraer los ácaros. La mayoría de las veces, los ácaros viven en armonía parasitaria con el perro y no causan problemas. Sin embargo, si el sistema inmunológico del perro está comprometido o en momentos de estrés antes de que el sistema inmunológico esté maduro, los ácaros demodécticos pueden salirse de control. Un exceso de ácaros demodécticos puede conducir a la sarna demódex, también llamada sarna roja o sarna folicular. La sarna localizada, caracterizada por unos pocos puntos aislados de pérdida de pelo, por lo general se cura sola. La sarna generalizada conduce a la pérdida de pelo en todo el cuerpo y puede indicar que el perro tiene problemas inmunológicos.

Ácaros sarcópticos.

La pérdida de pelo acompañada de picazón severa, puede deberse al ácaro Sarcoptes scabiei o ácaros sarcópticos. Estos ácaros viven no sólo en los perros, sino también en los hurones, los gatos y los zorros. También pueden vivir en los seres humanos, aunque la infección es autolimitada. Los ácaros pueden vivir de dos a seis días fuera de un anfitrión en tiempo cálido y hasta 22 días en condiciones frescas. Un perro ni siquiera necesita tener contacto directo con un perro infectado para contraer los ácaros: puede adquirirlos simplemente mientras corre en un campo donde han estado zorros. La sarna sarcóptica, también llamada sarna común, causa picazón extrema y se acompaña a menudo de llagas e infecciones secundarias en la piel.

Ácaros de Cheyletiella.

Los ácaros de Cheyletiella pueden hacer que un perro desarrolle caspa espesa, especialmente a lo largo de la espina dorsal. También conocida como caspa caminante, los ácaros Cheyletiella en ocasiones se pueden ver moviéndose debajo de las escamas de la caspa del perro. Los ácaros también se encuentran en los gatos y los conejos y a menudo son denominados ácaros de la piel de conejo. Los perros contraen los ácaros de Cheyletiella por contacto directo con animales infectados. Los ácaros pueden vivir durante varios días fuera de sus anfitriones.

Ácaros del oído.

Las infestaciones del ácaro del oído son uno de los problemas más comunes del oído en los perros. Varias especies de ácaros pueden vivir en el canal auditivo canino, siendo el Otodectes cynotis el más común. Los ácaros del oído pueden ser encontrados en cualquier parte del cuerpo y pueden estar presentes en gatos, hamsters, gerbils, hurones, ratones y conejos. Estos ácaros son altamente contagiosos y se pasan por el contacto directo. Las infecciones graves pueden causar daño al canal y al tambor auditivo, así como sordera permanente.

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